Prefiero el gris de tu amistad austera,
al rosa de tu amor dubitativo;
el marrón de unos ojos tiernos,
que al verde abismo sin fondo.
Es mejor el donaire del blanco,
al falso glamour de un dorado;
los naranjas melancólicos de la tarde,
al celeste suave del mediodía.
El violeta de tus besos furtivos,
al rojo de la pasión desbocada;
mejor que el amarillo radiante,
busco el azul inmenso de tu paz.